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Con la invitación a pastas y un refresco por parte del emocionado mayordomo Fernando del Río finalizaron este domingo de Pentecostés en San Miguel del Arroyo las fiestas en honor a Nuestra Señora Santa María Virgen de Fuenlabradilla.
Una cita en la que cada año se reviven rituales y tradiciones singulares, como el interminable toque y volteo de las campanas de la iglesia desde media tarde del sábado hasta la llegada de la imagen el domingo después de ser portada a hombros en procesión durante más de dos horas por el pueblo. Este ancestral ritual, declarado por la Unesco como Bien de Interés Cultural Inmaterial, contó con la participación del presidente de la Diputación de Valladolid, Conrado Íscar, que fue el encargado de dar lectura al pregón.
Además de los actos religiosos, se celebraron diferentes propuestas lúdicas y gastronómicas. El sábado, las fiestas daban comienzo con la colocación de las típicas enramadas en la puerta y entorno de la iglesia de San Esteban. Por la tarde, arrancaba el interminable volteo de campanas y una hora después salía la imagen para ser entronada en una carroza y trasladarla en romería hasta la ermita.
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