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M. J. P
Lunes, 9 de junio 2025, 18:32
El refrán dice que uno no es de donde nace sino de donde pace y en el caso del Fiscal general del Estado se cumple con creces. Le nacieron en cuna salmantina, pero Álvaro García Ortiz (Lumbrales, 1967) debe buena parte de los réditos de su prestigio profesional a Galicia y al caso Prestige, que le catapultó a Madrid como fiscal de Sala y luego a la jefatura de la secretaría técnica de la FGE, aupado por la dimitida Dolores Delgado. Sin embargo, Valladolid es el escenario de las edades de su infancia, adolescencia y juventud. En esta capital fue donde encontró su vocación de jurista, en «una masificada» Facultad de Derecho de la UVA, como recuerdan profesores y abogados licenciados en esas promociones ochenteras. Y aquí también fue donde preparó la oposición a judicaturas. En 1999 le tocó hacer las prácticas en Burgos porque venía de Valladolid. En la Escuela Fiscal fue donde se enamoró de su esposa, con quien comparte vocación y dos hijos. Su primer destino fue Mahon y después, Santiago de Compostela.
García Ortiz se educó en el Centro Cultural de los Maristas de Valladolid, donde le matricularon sus padres cuando contaba unos siete años. Acababan de llegar de Zamora. De adolescente, estrenó el instituto de El Pinar de la Rubia. Su familia sigue viviendo en Valladolid y él «viene siempre que puede de visita», corrobora el expresidente de la Audiencia de Valladolid y magistrado Feliciano Trebolle, primo carnal por parte de la esposa, nacida en Orense.
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Especialista en incendios forestales, García Ortiz tiene entre sus aficiones la lectura, el cine y el senderismo, pero ama el dibujo. Los periodistas que cubrieron las sesiones del juicio del Prestige pusieron el énfasis en que el fiscal, mientras escuchaba las declaraciones, «se concentraba» haciendo bocetos en un papel. «Eso es pura anécdota», se apresuran a señalar compañeros de la Unión Progresista de Fiscales (UPF), asociación de la que García Ortiz ha sido presidente. En el momento de su nombramiento como fiscal general, esos compañeros estaban visiblemente molestos por la hostilidad con la que fue recibido, con el sambenito de ser el 'alter ego' de Delgado. «Ya no es que no le hayan dejado el beneficio de los cien días en el cargo; es que no le han dejado ni cien horas para crucificarlo y dar en su trasero las patadas que iban dirigidas a Dolores Delgado», manifestaba entonces sin paños calientes un colega de su misma promoción con carreras paralelas. Señalaba que era «una gozada» que quien iba a estar al frente del cuerpo de fiscales conociera al dedillo los entresijos de la institución «y no tener que explicarle nada».
En el Palacio del Marqués de Fontalba y Cubas se le considera no ya un «fontanero», sino un «ingeniero» que domina los engranajes de la Fiscalía y que «siempre tiene abierta la puerta de su despacho y sabe dirigir equipos, consigue que la gente se implique al 100% con suavidad y sin fricciones».
El exfiscal superior de Castilla y León y actual fiscal jefe del Tribunal de Cuentas, Manuel Martín Granizo, que coincidió por primera vez con García Ortiz en un congreso en Oporto hace años y poco antes de su nombramiento como fiscal general en una comida en la que estuvieron «charlando de cosas de Valladolid», le considera «muy afable, cercano y buen comunicador, inteligente y listo, el alma de la Fiscalía con Dolores Delgado, llega con los deberes bien sabidos y sabe dónde llega, lo tiene todo bien controlado». Coincide con otros fiscales consultados en que su perfil es más «técnico-jurídico que político», aunque se defiende bien en la tribuna, como demostró en su comparecencia de dos horas en el Congreso ante los portavoces que le acusaban de falta de transparencia e independencia, los dos 'peros' con los que la FGE siempre tiene que lidiar. Porque el fiscal general del Estado es propuesto por el Gobierno de turno y lo nombra el Rey. «Este es el modelo que tenemos desde hace 40 años y ustedes han tenido tiempo de cambiarlo», les espetó García Ortiz a sus señorías, al más puro estilo vallisoletano del 'al pan, pan y al vino, vino'.
Este texto es una actualización del que escribió María Jesús Pascual en El Norte de Castilla en agosto de 2022, cuando Álvaro García Ortiz fue nombrado fiscal general del Estado. En la jornada de este lunes 9 de junio de 2025 se ha conocido que un juez ha decidido procesarle por un delito penal por su supuesta intervención en las maniobras para filtrar en marzo de 2024 el correo electrónico en el que el abogado del novio de Isabel Díaz Ayuso reconocía que su cliente había cometido dos delitos fiscales.
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