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Iván Romeo, a sus 21 años, tiene esa inteligencia innata de saber leer las carreras. Lo dicen los que son ahora sus técnicos en el ... Movistar Team, pero también su descubridor y entrenador en Arroyo, Juan Carlos Domínguez. En Dauphiné, en la prueba de fuego antes del Tour de Francia, en la de los Pogaçar, Vingegaard o Evenepoel... dio una nueva muestra de ello pese a su juventud.
Después de dejarse ver en la jornada del pasado lunes, en la que corto ni perezoso, se coló en la pelea entre el UAE y el Visma por las posiciones de privilegio del pelotón, el joven corredor vallisoletano, aprovechó su estado de forma –elevado en altitud en las últimas semanas en Sierra Nevada–, para demostrar que tiene piernas y que su camino al Tour de Francia es inmejorable. En menos de un mes, el 'grande' de los Romeo debutará en una vuelta de tres semanas, y lo hará, a tenor de su nivel, como uno de los lugartenientes de Enric Mas. Su compañero se frotaba las manos viendo el nivel de la locomotora de Tierra de Campos.
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Romeo cogió la escapada buena, y se colocó a rueda de corredores de la talla de Mathieu Van der Poel o del alemán Florian Lipowitz.
El neerlandés y el alemán fueron los que llevaron la voz cantante en una fuga que se formó a 150 kilómetros de meta. Fueron los más interesados en que la aventura kilómetrica llegase a buen puerto, ya que además de la victoria de etapa, el triunfo podía llevar aparejado el premio del maillot de líder.
El jersey primero de la General en el Criterium de Dauphiné tiene tantos paralelismos con el Tour, que no es de extrañar que sea tan codiciado. Hay tantas similitudes entre la ronda de una semana y La Grande Boucle que el asfalto galo destila ciclismo de kilates, más en una edición, en la que el Criterium se antoja a una prueba final, la última reválida para ver el estado de forma de las principales figuras del pelotón que pelearán en el mes de julio. Ahí estará Van der Poel, de verde en la tercera etapa de Dauphiné, y señalado por sus doce compañeros de fuga desde el comienzo. El campeón del mundo del ciclocross se coló en la escapada con el permiso de Pogaçar y Vingegaard, por aquello de que no creen que pueda superar las etapas de alta montaña del fin de semana. También porque, con el Visma y el UAE a pleno rendimiento y con todas sus piezas –al que se suma el Soudal de Evenepoel–, en cualquier momento la aventura podía neutralizarse a ritmo de crucero en el pelotón.
No fue así, y cuando la escapada superó la última cota a veinte kilómetros de meta, la victoria se jugó delante. Lo sabía Romeo, en una lectura similar a la que hizo a principios de año en su primera victoria como profesional en la Comunidad Valenciana. Pasar el último obstáculo y a rodar, y a rodar... como si fuese Wamba.
En este caso, fue todavía más difícil, porque Lipowitz se gastó para tratar de dejar a Van der Poel y evitar una llegada al sprint con todo de cara para el neerlandés. Se gastó el propio Mathieu para cerrar los ataques del alemán... Y entre medias, dos ataques del vallisoletano. Listo, zorro... A ocho de meta, le quedaban piernas al teutón que quería el liderato. A cinco, el del Red Bull Bora miró a un lado e Iván puso la locomotora. Ocho, diez, quince segundos... y un victorión que le da su primer triunfo World Tour y vale un amarillo. ¡Qué de comparaciones hay con el Tour! Hasta el icónico leoncito y el ramo amarillo de los grandes en París en un podio inolvidable para el pucelano.
Romeo tendrá además el premio de salir este miércoles como líder en una contrarreloj individual de 17 kilómetros, en la que parte como uno de los destacados a estar delante y defender el liderato, sí, ante Pogaçar, Vingegaard o Evenepoel.
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