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Diseñado en 1863 por el ingeniero francés Théophile Luc Ricour (Bailleul, 1831), quien llegó a ser director de la Escuela Nacional francesa de Puentes y ... Caminos, la escuela de ingeniería civil más antigua del mundo en funcionamiento en la actualidad y una de las más prestigiosas, el de Valladolid fue el primer depósito de locomotoras proyectado con forma de herradura, en vez de completamente circular. El edificio llegó a albergar uno de los depósitos de vapor (área designada en la red ferroviaria para el almacenamiento, mantenimiento y reparación de locomotoras) más importantes de España, con más de 110 locomotoras asignadas. En la actualidad es el único depósito de locomotoras que queda en el mundo con esta forma; los demás fueron destruidos durante las diferentes guerras del siglo XX.
Catalogado como bien protegido, el Depósito y Talleres de Locomotoras de Valladolid es la segunda construcción industrial más antigua de esta zona de la ciudad, después del Arco de Ladrillo, considerada la primera construcción ferroviaria de la ciudad, aunque su utilidad práctica nunca haya sido descifrada. El depósito de vapor estuvo en funcionamiento hasta mediados de los años sesenta del siglo XX cuando las locomotoras impulsadas por la acción del vapor de agua fueron reemplazadas por las diésel y eléctricas. Aquellas locomotoras necesitan dos personas para su manejo: el maquinista, responsable de controlar la locomotora y el tren en su conjunto; y el fogonero, responsable del fuego, la presión y el agua.
Pionera en su tiempo y extraordinariamente singular, esta histórica construcción vallisoletana es un edificio simétrico, con una parte central recta de taller y dos zonas curvas a ambos lados para depósito de las locomotoras. «Su estructura es similar a la de una gran nave con cerchas metálicas que van girando alrededor de un punto. Las cerchas son de tipo Polonceau y cubren una luz de 18 metros. Sobre ellas se sitúa un lucernario corrido para evacuar los humos. Los cerramientos son de ladrillo con carpintería metálica, zócalo y remates de piedra», recoge la Asociación Vallisoletana de Amigos del Ferrocarril en una de sus publicaciones. «Es un edificio de gran calidad constructiva, magnífica adecuación al programa de instalaciones de los propios talleres y muy vanguardista para la época en que fue construido por lo novedoso en aquellos momentos de la tipología utilizada», apunta Javier Bastida Ibáñez en su estudio 'Depósito de Locomotoras de Valladolid'.
Este depósito es el segundo de los proyectados para Valladolid. Tres años antes, el ingeniero francés Désiré-Jules Lesguillier (Lhuys,1825) diseñó dos depósitos de máquinas circulares que no llegaron a construirse.
El Puente Mayor: los diez ojos que vigilan Valladolid desde el Pisuerga.
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