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Amenazaba tormenta. Así que Yolanda Díaz habló en el centro cívico Rondilla. Acertó. Mientras se celebraba el acto, Valladolid se inundaba. Ya había dicho aquí, ... en la campaña de las europeas, que su gran proyecto era la reducción de la jornada laboral. Y vino a insistir en ello pero también le sirvió para hacer un alto con el asunto de Azucarera y de paso presumir de su cuota de maternidad en los datos del paro, que cuando son buenos tienen muchos padres. En las Cortes presumía Veganzones (Vox), entonces consejero, mientras criticaba las políticas nacionales al respecto, como si fueran cosas divisibles. Hoy ya no: «El mercado laboral perdió tracción en mayo», decía en X. En el Ayuntamiento se felicitaba este martes el alcalde, Jesús Julio Carnero (PP), felicitándose de los números de Valladolid. «Récord histórico en Valladolid y provincia», escribía en redes sociales. Le replicaba el ministro Óscar Puente (PSOE): «Para la derecha, España va como un cohete si escuchas a sus líderes locales y autonómicos, pero fatal si escuchas a Feijóo o Abascal».
«¿Para qué sirve Sumar en el Gobierno? Hoy hemos dado las cifras de desempleo y por pirmera vez hemos bajado del umbral de 2,5 millones de desempleados», resumía Díaz.
La de Yolanda Díaz es la segunda visita de un líder nacional (o casi, dada la estructura peculiar de Sumar) en unos días a Valladolid. En diez meses, elecciones autonómicas. Y rumor continuo de adelanto electoral. Llegó con algo de retraso el tren, se metió en un despacho del centro cívico de Rondilla y el acto, previsto para las 18:30, se demoró más de lo previsto. En ese despacho estuvieron los representantes de UGT y CCOO y también algunos miembros del comité de empresa de Azucarera, según explicaba Rocío Anguita, concejala de Valladolid Toma la Palabra. «La vicepresidenta vendrá a escucharles, a atenderles, ha venido con los deberes hechos, ha estado en contacto con la consejera de Industria, Leticia García», explicaba Sandra Vega, secretaria de Industria de UGT Castilla y León.
«Le ha sorprendido que la Junta solicite ahora un mecanismo que en su momento fue rechazado por el PP», explicaba Vega Se trata del Mecanismo Red de Estabilización de Empleo. La vicepresidenta se ha comprometido a estudiar los datos, pero la propia UGT ve complicado que esto sirva porque «no es una situación coyuntural», sino una deslocalización.
Si no es esa opción, tendrá que buscarse una negociación difícil. Sandra Vega conoció los tiempos de Dulciora y Lauki y su doble vertiente. Dulciora negoció una venta de la fábrica a Damel. Lauki mantuvo el cierre. «Que la empresa recapacite, que no proceda al cierre», espera. «Podemos estudiar más fórmulas, pero no proceder al cierre de una fábrica, a despidos colectivos en otros centros de trabajo… Todo es negociable, pero manteniendo las fábricas abiertas».
Yolanda Díaz ha trasladado su compromiso de buscar una solución y de intentar encontrarse con los trabajadores, que ya tienen un calendario de movilizaciones.
Todo esto sirvió como prólogo a un acto, el de la ministra de Trabajo con los simpatizantes de Sumar, en el que reivindicó su intención de sacar adelante la reducción de jornada laboral a 37,5 horas. Porque, como recordaron todos los intervinientes, la jornada de 8 horas data de hace cien años, cuando los medios de producción tenían poco que ver con los actuales. Y en ese afán atacó directamente a Ángela de Miguel, la nueva presidenta de Cepyme, vallisoletana. «El discurso que ha dado es inaceptable en democracia», lanzó. «Su llamamiento a la insumisión [contra la reducción de jornada en las pequeñas empresas] no es aceptable. En democracia manda la ciudadanía votando, no las patronales desde sus dividendos. Respete a la ciudadanía que ha votado bien el 23 de julio», señaló.
Tanto Yolanda Díaz como sus compañeros de escenario, los secretarios generales de UGT y CCOO, Óscar Lobo y Ana Fernández, el coordinador de IU en Castilla y León, Juan Gascón, o las coordinadoras de Sumar, Marina Sáez y Charo Fernández, hicieron hincapié en «los datos de empleo récord y los beneficios escandalosos de las empresas». La propia Díaz habló en ese sentido con un lenguaje coloquial, muy directo: «Hay gente en este país que se está forrando, con márgenes empresariales bochornosos, y solo pedimos que repartan un poco en un país en el que la productividad no deja de subir».
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