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Más de diez años después de unas olimpiadas, la Agencia Internacional de Pruebas, encargada de las revisiones de dopaje para el Comité Olímpico Internacional, todavía quitaba medallas a algunos deportistas y proclamaba nuevos campeones sin fanfarria ni publicidad. Los reanálisis de las muestras de los juegos de Londres 2012 –almacenadas durante diez años– con nuevos métodos de detección provocaron la retirada de 31 medallas y la reasignación de 46, en cuatro deportes. En halterofilia los trofeos cambiaron de manos 22 veces; en atletismo, 18; en lucha, 4; y en canoa, 2. La mayoría de infracciones fueron por el uso de esteroides anabólicos.
Ahora, estos deportistas «tramposos» tienen dónde competir sin sanciones. Y el premio, si baten marcas mundiales, es de un millón de dólares. La cita deportiva que permite, e incluso promueve, el uso de sustancias que ayudan a aumentar el rendimiento físico se llama Enhanced Games (Juegos Mejorados), y se celebrará en Las Vegas en mayo de 2026. Famosa por reclutar a artistas en horas bajas, la ciudad de Nevada, traslada el espectáculo a unos juegos deportivos a espaldas de los comités y federaciones mundiales. La primera edición, y anuncian una anual, tendrá cuatro categorías de natación, dos de atletismo y dos de halterofilia.
Su promoción de lanzamiento se centra en la prueba de 50 metros libres de natación, donde han reclutado a tres hombres –un australiano, un búlgaro y un ucraniano– con buenos registros e incluso oros olímpicos y marcas europeas, pero ya retirados de las piscinas. Uno de ellos reconoce que llevaba «siete años en el sofá». En una larga publicidad de una hora de duración, colgada en YouTube, se muestra el entrenamiento al que se someten sus fichajes, con entrenador a cargo de Enhanced Games.
La película promocional 'El primer superhumano' incluye escenas de cómo los nadadores se pinchan «sustancias que mejoran el rendimiento», destacan los directivos de Enhanced Games. «Vamos a ponernos algunas inyecciones», anuncia el nadador James Magnussen, una de las estrellas del equipo, que consume testosterona, péptidos, ipamorelina y timosina –estas tres para estimular la hormona del crecimiento–, como él mismo admite. «Comencé el protocolo en cuanto llegué a Estados Unidos y llevo tres meses de preparación. Nada de lo que hago es ilegal, tengo recetas médicas para todo», afirma.
Según la empresa, de capital privado, los atletas van a un médico de cabecera que les prescribe los fármacos prohibidos en competiciones oficiales y su equipo sanitario sólo «supervisa» sus efectos. «No es peligroso. Se usa desde hace años y casi el 50% de los que compiten en atletismo están potencialmente dopados», afirma uno de sus doctores. «Me siento como a los 18 otra vez», celebra otro nadador, Kristian Gkolomeev, de 32 años y 1,98 de altura.
Modalidades deportivas
Halterofilia El levantamiento de pesas tendrá las categorías de arrancada y envión.
Natación En la piscina se disputarán los 50 y 100 metros libres y las mismas distancias en mariposa.
Atletismo La velocidad será para las pistas, con carreras de 100 metros y 110 vallas
Pero ninguna de las marcas que establezcan tendrá el más mínimo reconocimiento oficial. Nada más anunciarse la fecha de estos 'juegos mejorados', que se gestaban desde hace un par de años, las entidades deportivas han comenzado a tomar medidas. Esta misma semana, la organización que regula las normas de la natación internacional, World Aquatics, cambió su reglamento para «proteger el deporte de quienes facilitan el dopaje» y vetar la participación en cualquier «competición, actividad o evento» que organicen sus más de 200 federaciones a quienes promuevan «prácticas o métodos prohibidos», sean atletas, entrenadores, administradores o personal de apoyo médico.
El gran reto de Enhanced Games será batir las marcas mundiales y olímpicas, al menos en su universo paralelo, que también permite el uso de trajes y zapatos vetados en competiciones oficiales. De ahí su esfuerzo por captar deportistas, de forma directa y a través de su web, en la que aseguran que «el futuro de deporte ya está aquí. Nuestra misión es redefinir la superhumanidad a través de la ciencia, la innovación y el deporte».
Sin embargo, la realidad podría rebajar el entusiasmo. «Se van a batir muy pocos récords. Para hacerlo hay que tener una genética extraordinaria y aunque un deportista de nivel medio se dope no va a lograrlo», afirma Millán Aguilar, agente de la Comisión Española para la Lucha Antidopaje en el Deporte (Celad) y profesor de la Universidad Francisco de Vitoria. «Lo peligroso de estos juegos es que el próximo verano puedan morir dos o tres o cuatro deportistas. Hablamos de gente que ya está entrenando con asesores médicos y suplementos y que no se sabe qué les pasará a largo plazo. Habrá que esperar un tiempo considerable para comprobarlo pasados los juegos».
Más allá del subidón físico inmediato, se producen efectos a largo plazo, como «dolores crónicos articulares o musculares, trastornos menstruales y psicológicos, como depresión y ansiedad, crecimiento anormal del corazón o supresión de la producción natural de hormonas», advierte Alejandro Muñoz, profesor del Grado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte de la Universidad Francisco de Vitoria. «La abstinencia de esteroides produce agresividad e irritabilidad», subraya. Los 'juegos mejorados' aseguran que para la «seguridad del atleta» cuentan con el consultor de Medicina del Rendimiento del Hospital Mount Sinai, Dan Turner.
Olimpiadas con atletas dopados se han visto, aunque el público lo desconociera. Al menos durante la transmisión. Por ejemplo, dice Aguilar, los de Seúl 88, «con la carrera más sucia de la historia». Lo acontecido allí provocó, una, década después, la puesta en marcha de la Agencia Mundial Antidopaje y las federaciones internacionales comenzaron a regirse por un «código mundial» que imponía normas uniformes entre los países. «Las violaciones del código incluyen el uso pero también la tenencia y el suministro de unas 450 sustancias», explica Aguilar. Aún así el dopaje siguió afectando a las competiciones hasta puntos escandalosos, como sucedió en las Olimpiadas de Sochi 2014.
Han tenido que pasar años para explicar los 'superpoderes' lucidos por algunos ídolos. «A Lance Armstrong nunca le pillaron dopado durante su carrera deportiva», recuerda Aguilar. «El deporte es también espectáculo y marketing, con mucho dinero en juego. Lo acabamos de ver en el mundo del tenis, con el caso de Jannik Sinner, que dio positivo, dijo que de forma involuntaria, y solo le sancionaron con tres meses de suspensión. Estas cuestiones dañan la imagen del deporte. Las sustancias aparecen mucho más rápido de lo que avanza la ciencia y pasa mucho tiempo hasta que un medicamento se incluye en la lista de prohibidos», asegura.
En los entrenamientos para los «juegos dopados» que se realizan en centros de Estados Unidos se utilizan «esteroides, testosterona, péptidos, hormona del crecimiento, que no solo ayudan a tener más masa muscular y potencia, sino a mejorar los índices de recuperación», indica Muñoz. «Curiosamente, junto al ciclismo, los tres deportes elegidos para este certamen son individuales y en los que históricamente se han dado más casos de dopaje».
Uno de los nadadores enrolados en los Enhanced Games se considera el más rápido del mundo, porque batió, según un vídeo que no han comprobado observadores independientes, la marca de 50 metros libres, de 20:91 segundos desde 2009. Gkolomeev lo bajó hasta 20:89. Su rival en la piscina, y el favorito, era el australiano Magnussen, dueño de tres medallas olímpicas, que no logró acercarse a la marca.
Los promotores del show deportivo que recalará en Nevada quieren reclutar a un centenar de atletas. «Están buscando el efecto llamada, para que se apunten deportistas de alto nivel, pero cuanto más alto sea su nivel, menor es el margen de mejora», asegura Muñoz. «Irán deportistas que hayan sido sancionados o que estén en proceso de retirada». Como Magnussen, que no compite desde abril de 2018 y los otros dos nombres que exhibe Enhanced Games, incluido Andrii Govorov, que tiene la marca mundial de los 50 metros mariposa. En todo caso, avisa, «ni por asomo estos juegos van a transmitir los valores y éticas del deporte». Solo el tiempo dirá si podría ser un primer paso para que los comités de los deportes oficiales revisen a la baja el control del dopaje. El show debe continuar.
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