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Tanto La Pinilla Mountain Resort, concesionaria de la gestión de la estación de esquí segoviana, como el Ayuntamiento de Riaza, titular de esos terrenos, defienden ... un proyecto global de alojamientos, hostelería o actividades deportivas que pretende rentabilizar una zona en la que ya no se puede vivir de la nieve y sumar impacto económico y laboral. Raúl Gómez, uno de los promotores de la empresa, mantiene las líneas maestras del proyecto, que avanza algo más lento de lo que desearía por la tramitación de las licencias. La premisa es que el esquí en esta zona del nordeste de la provincia de Segovia ahora resta más que suma. «A mí la estación me cuesta más de 200.000 euros todos los meses. Si alguien quiere portarse muy bien con el medio ambiente y poner ese dinero para mantenerlo, estaríamos encantados. Hay que generar cosas para que esto funcione», arguye.
Pese al gasto de su mantenimiento, los remontes se conservan por tradición, porque si el calendario sonríe y sale un año con un centenar de días, como ha ocurrido en 2025 en Navacerrada, es la gallina de los huevos de oro. Pero hay que contar con pérdidas que palían, por un lado, fomentando el 'bike-park' para el descenso de bicis de montaña –con inversión de movimientos de tierra para adecentar y sumar pistas–, eventos musicales y los alojamientos que empezarán a sumar en los próximos meses.
«Hay quien se piensa que es una montaña libre, pero es algo privado: desde la puerta de la estación hasta arriba, yo pago por eso», subraya Gómez. Lo dice en referencia a la oposición que han encontrado estos planes. Los argumentos chocan con la preocupación de la plataforma Salvemos el Pico del Lobo sobre la fragilidad de la montaña y su reivindicación sobre que el espacio es común, aunque los terrenos tengan dueño.
El millar de alojamientos planificados se dividen en varios proyectos. Por un lado, unas 150 cabañas que estarán distribuidas en siete parcelas diferentes que la empresa ha comprado en terreno urbano adscrito en el término municipal de Cerezo de Arriba, a unos 1.500 metros de altitud. «Voy a talar árboles, tengo el mismo derecho que todo el mundo. Y las voy a vender, tengo ya las licencias para hacerlo», aclara el promotor. Algo que, argumenta, favorecerá a una zona en la práctica saturada de árboles. «Están todos pudriéndose porque se sembraron en cada metro. Estamos haciendo un favor al resto». También habrá que talar para sumar un hotel en la parte baja que también se levantará en una parcela urbana con 70 habitaciones y habrá reforestación en zonas donde ahora mismo no hay árboles.
Paralelamente, La Pinilla montará cientos de cabañas portátiles –su estimación está entre 500 y 700, según evolucione la demanda–, una especie de caravana con ruedas que irán moviéndose de zonas según la temporada y llegarán hasta los 2.000 metros. «Son autosuficientes y ecológicas», afirma el promotor. Con suministro propio de agua y placas solares. Su explotación será en modo de venta, concesión o alquiler. «He cerrado un acuerdo con una gran empresa que va a hacer una inversión muy gorda con nosotros. Vamos a empezar con ello. ¿Cuándo? Ya».
Raúl Gómez
Promotor de la empresa La Pinilla Mountain Resort
La idea es empezar el montaje de las estáticas en septiembre y disponer de estas móviles en el último trimestre del año, pues el invierno –nieve o no– dificulta los trabajos. «Todo tiene que ser inmediato». El calendario es que haya un centenar de nuevos alojamientos para 2026 y que ese millar planteado en total se levante a lo largo de los próximos cinco años.
El Ayuntamiento de Riaza es el único propietario de La Pinilla SA –una empresa que años atrás contaba también con la participación de la Junta, la Diputación y Caja Segovia–, a través de la cual ha otorgado la explotación de esos terrenos durante periodos prorrogables de quince años. El primero empezó en 2022 y vence en 2037. En la práctica, se permite el paso por los terrenos de la estación hacia el Pico del Lobo, aunque podría evitarse. «Si lo valláramos, no podría entrar nadie», matiza el alcalde de Riaza, Benjamín Cerezo. «Esta empresa ha venido sabiendo que el esquí cada vez está peor, así que están haciendo otro tipo de actividades para llamar la atención», defiende el regidor riazano.
Benjamín Cerezo
Alcalde de Riaza
Porque la concesión no solo es deportiva, sino de ocio, una fórmula para compensar pérdidas a la que no podía aspirar el Ayuntamiento. «Yo puedo ir a pérdidas cada año y pedir préstamos, por eso lo saqué a licitación», explica el alcalde. Cerezo coincide en la demanda de alojamientos, actualmente limitada a 21 habitaciones de hotel y 50 plazas de albergue. «Cuando hacen eventos, no tienen plazas ahí. Y en Riaza, tampoco.
Que quieran construir en las parcelas urbanas me parece perfecto. Hay quien protesta para que no se haga nada y luego queremos que los pueblos crezcan. Genera empleo, actividad y que venga más gente que consume allí y en la comarca», asevera.
La empresa ya esgrime la remodelación del restaurante Lobo, a 1.800 metros, y ha sumado otro en la zona de 1.500. Habla de unos cuarenta empleados en el restaurante y otros cuarenta en la estación. «Cuando tenemos eventos, contratamos hasta 200 personas». Asegura que la apuesta por los alojamientos será exitosa. «La demanda que tiene ahora mismo irte a una habitación con una terracita y ver vegetación, aire libre, tranquilidad… Estamos seguros de que se van a vender», añade.
En el ejercicio de ensayo-error de estos tres primeros años van más hacia reducir el número de eventos musicales y hacerlos más grandes que a colapsar el calendario. Y para eso hacen falta alojamientos. «Poderse quedar en una cabaña es lo que siempre hemos vendido y lo que quiere la gente», indica el empresario. Su apuesta para hacer rentable el negocio con el esquí. «He apostado dinero y mi primer paso para empezar a recuperar es la venta de cabañas», añade.
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En 2024, la Comisión Territorial de Medio Ambiente y Urbanismo de la Delegación Territorial de la Junta de Castilla y León en Segovia archivó el expediente urbanístico en la zona del Gran Plató (inmediaciones del Pico del Lobo), suelo rústico, por insuficiencia de la documentación presentada por los promotores. En abril de este año, la plataforma Salvemos el Pico del Lobo presentó un escrito con un folleto sobre la puesta en marcha de una iniciativa residencial, similar al proyecto del pasado ejercicio. La respuesta de la Administración regional es que sus promotores no han pedido ninguna autorización excepcional para uso de suelo rústico ni con evaluación de impacto ambiental. A finales de mayo, la Junta visitó la zona y «no consta la realización de obras o movimientos de tierra que hicieran suponer que la promoción estuviera en ejecución».
Por su parte, el Ayuntamiento de Cerezo de Abajo ha iniciado expedientes sancionadores por la instalación de plataformas para sustentación de tiendas de campaña en el pinar y por el inicio de la instalación de una cúpula geodésica.
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