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La lucha del CD San Cristóbal o del Sporting Nava contra las mejores canteras de España no es solo cuestión de tradición o de presupuestos, sino de población. «Un pueblo no tiene las mismas posibilidades que una ciudad, ese es el valor que tiene. No tienes una masa de 40 para elegir, juegan los que tienes», resume el entrenador del equipo infantil del club de Nava de la Asunción, Javi Gómez, un pueblo de escasos 3.000 habitantes que jugará –además como organizador– la fase final del campeonato de España de fútbol sala de la categoría el próximo fin de semana. Como el 'Sancris' cadete, que consiguió con un padrón casi clavado el mismo hito de meterse entre las cuatro mejores canteras del país tras ganar a ElPozo con un gol a 20 segundos del final y viajará a Móstoles para jugar la semifinal contra el Barça.
Nava de la Asunción recibirá el próximo fin de semana a dos infantiles de clubes de Primera División –ElPozo e Industrias Santa Coloma– y otro puntero de Segunda como O Parrulo. Todos pidieron organizar la fase, así que el Sporting ganó con un 25% de probabilidades el sorteo, un punto de karma por el de la fase anterior, que se hizo dos veces y en ambas las bolas les mandaron a Melilla. Un gasto entre aviones, alojamiento y comidas de 630 euros por niño. Y no podía faltar ninguno. «Si un chico no hubiera podido por capacidad económica no hubiéramos ido. Y la Federación [Española de Fútbol] no nos devuelve un duro, es una vergüenza», lamenta el técnico.
El mérito del Sporting es doble porque su Infantil A, con apenas ocho fichas, tiene un jugador lesionado y solo puede incorporar a tres del Infantil B, así que lleva convocatorias de 10 jugadores ante clubes que pueden completar los 12. «Si ya estás fastidiado por limitaciones de población, pues fíjate». Porque los nacimientos de Nava no dan para un equipo, por eso el pueblo se ha convertido en capital comarcal de fútbol sala y el vestuario tiene niños de Bernardos, Coca, Vileguillo o Navas de Oro. Es la fórmula del club en la última década para pasar de unos 35 jugadores a casi 150, repartidos en 14 equipos de todas las categorías. Así que esta generación infantil ha recogido los frutos del resto. «Sin los chicos que ganaron en su día la liga de Segunda Regional estos no estarían ahora mismo disfrutando de esto». De la emotiva recepción cuando bajaron del autobús o el baño en la fuente de El Caño. «No podrían ni dormir esa noche».
Con esos mimbres ganaron la liga de Castilla y León, de 16 equipos, y volvieron con tres victorias de Melilla ante el Ibaialde Salburua, vasco; el Castro Urdiales, cántabro, y la Peña Real Madrid, el anfitrión, al que derrotaron en penaltis. Gómez habla del premio de organizar la fase como «un bombazo» que pone el fútbol sala en el escaparate «para que vengan más chicos a jugar». Y por el ahorro para sus familias. Con todo, no descarta ganarla. «¿Por qué no? No nos conocemos ningún rival. Son niños, no hay ninguno superior al otro. Algunos estarán mejor entrenados, pero el ambiente hace mucho».
El técnico navero es uno de los muchos que felicita al Sancris por su hazaña. Ganó la liga regional con mano firme –todo victorias, salvo un empate– y se plantó el fin de semana pasado en Albolote ante el anfitrión, granadino, y dos cadetes de Primera como ElPozo Murcia y el Xota, navarro, Fueron con piel de cordero. «Nosotros íbamos a competir, no pensábamos que fuéramos a ganar», reconoce su entrenador, Dani Useros. Arrancaron con victoria ante el anfitrión (2-7) para ceder el sábado el triunfo ante el Xota con un gol de falta en el último segundo (4-4). Aquellos chavales tocados levantaron rápido la cabeza porque el domingo había mucho en juego. «Si ganábamos a ElPozo nos metíamos, era una oportunidad que no íbamos a vivir más». Fue un partido tobogán –lo perdían 1-2 al descanso con otro gol sobre la bocina, se pusieron 4-2 y sus rivales, favoritos, igualaron a cuatro– que se decidió con el portero-jugador de los segovianos a 20 segundos. El empate valía a los murcianos, que se marcaron el 5-4 en su propia portería. Dos paradas sólidas de Aitor y final feliz.
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Un fin de semana que le costó casi 4.000 euros al club entre autobús, alojamiento y comida, por más que los padres costearan la mitad del hotel pagando unos 120 euros por niño, 13. Un gasto a que el que se añade la aventura, también el pasado fin de semana, de su infantil, que disputó la misma fase previa para el Campeonato de España en Castro Urdiales, pero esta vez salió cruz. «La Federación nos dice que las ayudas son solo para las fases finales y no sirve darle vueltas», subraya su presidente, Luis María Cáceres. En lo deportivo, la inversión ha sido rentable, pues jugará la fase final en Móstoles con el anfitrión, el Vigo y el Barça, su rival en semifinales el sábado que viene. La entidad decidirá en las próximas fechas si acepta la escasa ayuda federativa –solo si pernocta– o si viaja en el día. «La idea es sacar algún autobús con padres, amigos o aficionados».
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