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I. Ugalde
Jueves, 5 de junio 2025, 13:52
Aspiraba a ser la gran salvación para el Gobierno estadounidense, una agencia innovadora con personal brillante, comandada por el multimillonario Elon Musk para reducir el ... gasto público, modernizar la tecnología y aumentar la eficiencia. Todo ello prometía el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), uno de los proyectos estrella del presidente, Donald Trump, a su regreso a la Casa Blanca. Sin embargo, una semana después de consumarse el 'divorcio' con el fundador de Tesla, a la Casa Blanca le ha tocado llevarse las manos a la cabeza al descubrir el grave estado en el que ha quedado la oficina que ocupaban en Washington: «Está todo lleno de cucarachas, ratas y marihuana».
El grave deterioro que ha sufrido el lugar en solo tres meses de uso lo ha descubierto al regresar a su antigua sede el personal del Instituto de Paz de Estados Unidos (USIP), una agencia creada por el Congreso para la resolución de conflictos en distintas partes del mundo a través de la diplomacia. Este organismo, calificado de «innecesario» por Musk, se vio de un día para otro desmantelado por el multimillonario, que decidió ocupar por la fuerza dicho inmueble con la ayuda de agentes del FBI a mediados de marzo, cuando los trabajadores se negaron a dejar sus puestos.
George E. Moose, presidente de USIP, denuncia ahora que el fundador de SpaceX y sus «matones» de DOGE han dejado un «desastre total». Los empleados aseguran que en el local, antes libre de plagas, ahora campan a sus anchas cucarachas y roedores, y además se habrían encontrado restos de drogas y botellas de cerveza vacías esparcidas por todas partes. Y no solo eso. «Hemos descubierto también fugas de agua, daños en la puerta del garaje y placas del techo faltantes en varios lugares del edificio. También han garabateado grafitis en uno de los espacios exteriores», ha añadido.
Colin O'Brien, jefe de seguridad de USIP, ha contado por su parte a 'Politico' citando a testigos que el equipo de Musk «fumaba marihuana en el edificio». Como prueba gráfica, el reportero de 'The Economist', Daniel Knowles, compartió recientemente en la plataforma de redes sociales Bluesky una foto de restos de este estupefaciente en el local. El periodista asegura que la instantánea se la hizo llegar un miembro de los servicios de limpieza de USIP.
Cientos de ordenadores portátiles que le entregó el Gobierno al personal de DOGE han sido asimismo encontrados apilados de forma forma desordenada y los cargadores desechados en contenedores. El histórico logo de la USIP también estaba arrancado, al igual que numerosas banderas de la agencia. «Fue negligencia. Esta gente no sabe cómo gestionar un gran complejo de oficinas comerciales de varios edificios», subrayó O'Brien en declaraciones al diario 'The Telegraph'.
La conducta de Musk ya había quedado en entredicho durante la campaña electoral de Trump después de que una investigación de 'The New York Times' revelara su presunta adicción a las drogas. Unas acusaciones que fueron desmentidas por el aludido. Según el rotativo, el multimillonario portaba un pastillero con 20 píldoras, algunas con la marca del estimulante Adderall. Así lo revelaron varios testigos, que sostienen que consumía éxtasis, hongos alucinógenos y había abusado tanto de la ketamina que tenía afectada la vejiga.
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